lunes, 18 de enero de 2010

LA NOCHE VI

SEIS

Madrid, 15 de abril de 2009

Samuel Oliveira abrió su netbook a las 10 de la noche. Tenía 40 mensajes. Desechó más de la mitad y sólo abrió dos. El primero era del Departamento de Paleografía de la Universidad de Colonia. Estimaban que el facsímil del manuscrito que les había enviado correspondía a un documento de mediados del siglo XIII. Una sonrisa se le dibujó en la cara. Confirmaba sus sospechas. Abrió el segundo correo. Lo leyó detenidamente y durante un minuto reflexionó. Eliminó ambos mensajes. Activó el programa de borrado del disco duro y cerró el ordenador.

Berlín, 17 de abril

Hasta que no estuvo lo bastante cerca como para reconocerlo, Samuel Oliveira no se percató de que aquel hombre enjuto y de tez blanca como una carta era el profesor Köhler. Alexander Köhler era probablemente el mayor especialista mundial en documentos anteriores al año cero. A Samuel no le resultó difícil contactar con él por primera vez. Lo había escuchado en la Universidad de Lisboa, leído sus investigaciones, seguido y compartido su obsesión por la paleografía. Era toda una institución. Sólo tuvo que enviarle algunos datos sobre el manuscrito que había encontrado. La respuesta de Köhler llegó enseguida.

- ¿Lo ha traído?- se limitó a preguntar en un correcto inglés.

- Ese es el principal motivo de que esté aquí – contestó Samuel, algo sorprendido.

Alexander Köhler extendió su mano. Samuel comprendió que, por encima de todo, el profesor deseaba ver aquel extraño documento. Apoyó el maletín sobre el respaldo de un banco. Ante sus ojos apareció un viejo libro escrito a mano. Tenía el lomo algo quemado y se notaba que había sufrido muchos avatares a lo largo del tiempo. El profesor pasó los dedos suavemente y por un instante sintió que era el hombre más afortunado del mundo. Entonces la única idea que se le pasó por la cabeza era cómo quedarse con el libro y deshacerse de aquel portugués insignificante.

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